Central Park

Creo que todos conocemos lo que supone Central Park para la ciudad de Nueva York, ¿verdad?. Es imposible no situarlo en un mapa de la ciudad. Sí, esa enorme extensión de verde situada en la isla de Manhattan. Todo eso que véis es Central Park. Y, como ya os podéis imaginar, es imposible recorrerlo en un sólo día.

Central Park

No sé incluso si pensar que haya algún neoyorkino que lo haya podido recorrer entero… Porque, entre una cosa y otra, dispone de un total de noventa kilómetros para hacer senderismo, pasear en bicicleta, correr, patinar, pasear… Si pensáis que la gente no hace deporte, veniros un fin de semana a Central Park, ya veréis…

Pero claro, Central Park no sólo es ese pulmón verde de Nueva York, el tópico siempre manido, en el que los “saludables” van a hacer deporte. Se puede recorrer en calesa, os podéis montar en su tiovivo, visitar el zoológico de Nueva York que hay en su interior, tumbaros en la hierba y hasta visitar sus esculturas, lagos, estanques, etc… Sin duda, es una de las principales cosas que ver en Nueva York y que no te puedes perder.

No es la primera vez que oigo a mucha gente decir que es una pena que los turistas nos quedemos tan sólo con el Central Park para descansar o hacer deporte. Imaginaros la de cosas que se pueden ver en un parque que, curiosamente, es dos veces más grande que el Principado de Mónaco, y ocho veces más que el Estado del Vaticano.

Os recomiendo visitar Central Park en primavera o en otoño, cuando la explosión de su colorido es mucho más intensa. Dejaros seducir por su verde profundo o los tonos anaranjados de la estación otoñal. En invierno es un pelín más oscuro y sombrío, y la gente viene sobre todo para disfrutar de su pista de patinaje sobre hielo.

¿Algunos lugares que no deberíais perderos en Central Park?. Pues, por ejemplo, la Fuente de Bethesda, con la escultura del Ángel de las Aguas, o el jardín que Yoko Ono dedicó a John Lennon, el Castillo Belvedere, o la escultura de las Agujas de Cleopatra, la más antigua del parque, ya que data del siglo XV a.C

Y es que los cuatro kilómetros de largo que tiene este parque dan para mucho, no sólo para respirar aire puro y bajar el nivel de colesterol. Que sí, que hagáis deporte, pero en Central Park hay muchas más cosas por hacer…